Los velocistas griegos Costas Kenteris y Ekaterina Thanou protagonizaron uno de los hechos más surrealistas que podamos recordar en la historia de los Juegos Olímpicos.
En una fuga “imposible” trataron de evadir un control antidopaje, que derivó en un incidente, que bien podría ser tomado para una película de Hollywood, tipo Misión Imposible.
Pero quienes fueron estos dos personajes ?
Bueno, Kenteris era en su país una especie de semidiós, el hombre que de la nada había heredado el trono que dejó vacante nada menos que el incomparable Michael “El Pato” Johnson, por su parte Thanou era una de las velocistas más laureadas del momento, era monarca de Europa y subcampeona olímpica, sólo superada en Sydney, ah que casualidad, por Marion Jones, otra muchacha que años después, también se vio envuelta en escándalos deportivos.
Kenteris y Thanou tenían mucho en común, eran griegos, blancos, velocistas con un físico espectacular, eran esquivos con la prensa y sobre todo compartían entrenador, Hristos Tzekos.
Tzekos había tenido problemas con la justicia, que raro, por poseer sustancias dopantes y planificaba su entrenamiento para que no fuera frecuente verlos en mítines en el extranjero, ya que solían realizar intensos y misteriosos entrenamientos en los confines del mundo.
Pero vayamos al caso, resulta que la entonces IAAF, hoy World Athletics, vaya que estos modernismos terminan por enredar a uno, venía tratando de realizar pruebas de doping a ambos, pero jamás daba con ellos.
Que si están en Tel Aviv, que si después en Chicago, que aquí, que allá, pero jamás daban con ellos y entonces aprovechando los Juegos Olímpicos de Atenas, requieren a los atletas unos días antes, del inicio del atletismo.
El desenlace de la historia es surrealista.
No los encuentran en la Villa y al preguntarle a Tzekos, su entrenador, este alega que se habían ido a sus casas de Atenas, a unos cuarenta kilómetros, a por unos efectos personales que habían olvidado.
la cuestión es que, unas horas más tarde, Kenteris y Thanou dan señales de vida en un hospital, estaban ingresados por las heridas producidas en un accidente de moto a treinta kilómetros de Atenas.
Por supuesto nadie se creyó el cuento y tras las mil y una historia, ninguno de los dos participó en Atenas, fueron condenados ambos por dopaje y por la justicia ordinaria, aunque no llegaron a cumplir sentencia, tras las rejas.
Años más tarde se les vinculó, aunque no se pudo comprobar, con los Laboratorios BALCO, caso por el que cayó finalmente Marion Jones, vaya que casualidad, la vencedora de Thanou en Sydney 2000.
Vaya que cualquier guionista, pudiera tomar esta historia y llevarla al mundo del celuloide.
